lunes, 11 de agosto de 2014

Poco a poco el derramamiento de sangre Watchtoweriano se abre camino

Dentro del disparatado mundo de la religión, en donde todo es absurdo, el despropósito alcanza su culmen cuando el literalismo bíblico choca con la más elemental cordura. En el caso de la Watchtower y empresa testaferro JW.ORG (testigos de Jehová) además con el agravante de que se hace simbolismo solo asuntos que convienen a la organización sectaria , mientras que otros que no pueden tomarse mínimamente en serio de forma literal son tomados así como método de control puramente sectario.
Porque ¿Qué tiene que pasar para que una madre haya sido adoctrinada de manera tan absoluta que escoja las absurdeces de su fanática religión antes que la vida de su propio hijo de 13 años? Y la madre sabe que negando las transfusiones de sangre que demandan los médicos que atienden a su hijo, éste morirá irremediablemente, pero aún así esta demente (que debería perder inmediatamente la custodia de su hijo como se esta empezando a hacer en Argentina) se niega a consentir el tratamiento médico, de tal manera que un juez ha tenido que ordenar la transfusión.

Pero por supuesto lo que ya me parece increíble y que choca de frente con la supuesta Gran Tribulación que profetizan los Testigos de Jehová una y otra vez, que debería de traerles persecución y muchos opositores, es que el juez en lugar de recriminar ese delictivo comportamiento, pues contemporiza asegurando que
"entiende los motivos de la madre"
¿Motivos? pues debería ser que esta pobre ignorante carcomida por las invenciones de otros más locos que ella ha perdido toda capacidad de raciocinio y debería ser ingresada en una clínica psiquiátrica  bajo estricto control médico. Porque aunque yo he sido testigo de Jehová y se porque esta mujer hace esto no me calza que alguien ajeno a la secta defienda tal postura.

Y el juez continúa justificando a la madre con estos peregrinos argumentos.
 
"Reconozco y respeto, el conflicto exquisitamente difícil con el que la madre se enfrenta como en un combate de lucha libre: tratando por un lado de ser fiel a los principios de su religión incluso ante la perspectiva bastante terrible del deterioro de la salud de su hijo." 
 
Esta es la gran perversidad de la religión, porque si un padre pone en riesgo innecesario y mortal a su hijo, los poderes públicos actúan de inmediato y el irresponsable progenitor puede incluso acabar en la cárcel pero, ¡Oh, milagro! si el insensato ascendiente alega que un pastor de cabras o de ovejas, una virgen, un esquizoide célibe, una zarza ardiente, un elefante mágico, un ermitaño anoréxico, una paloma celestial o una aparición del más allá le exige poner en riesgo la vida de su vástago por una oscura tradición que se pierde en la noche de los tiempos, pues entonces no hay problema alguno, el padre debe ser tratado exquisitamente porque la sacrosanta libertad de alucinación está por encima de cualquier otra consideración.
 
Finalmente el juez se vio obligado por que la ley es superior a él a fallar a favor de los médicos que pedían el  tratamiento necesario para salvarle la vida al menor. Pero este caso no deja de ser curioso y nos pone antecedentes ante el extremismo religioso y que en nuestro siglo ya debería empezar a diezmarse.
 
Lamentablemente solo hay que ver las noticias para darse cuenta de que organizaciones extremistas de todos los palos religiosos son culpables y aplauden el derramamiento de sangre como la Watchtower y su larga historia de sangrías por doctrinas caducas y sinsentido -además de sin fundamento bíblico alguno.
 
Como he dicho varias veces ¿Para cuando la Gran Tribulación?
 

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