Lo que aprendemos del caso Ashya King

Hoy parece ser el capitulo final de la cruzada de la familia King, hace unos minutos que han recibido la custodia de su hijo Ashya y una vez su casa de Málaga ha sido vendida pueden emprender el viaje deseado y darle a su hijo el tratamiento mejor para ese tumor cerebral que parece ser es el mejor para este tipo de tumores. Una vez que parece que la historia mediática llega a su fin creo que es el mejor momento para decir unas palabras sobre este caso y lo que podemos aprender de él.

Desde que surgió la noticia preferí no publicar nada aquí pues parecía que el caso nada tenia que ver con el controvertido asunto de la sangre y los testigos de Jehová. Mi postura siempre es de no individualizar con los testigos de Jehová como personas y por eso al ser este un asunto al margen de creencias religiosas no creí apropiado mencionarlo, lo que denunciamos es a la Watchtower. Son los peces gordos del Cuerpo Gobernante los que manipulan las mentes, los causantes de todo el derramamiento de sangre por esa estúpida interpretación bíblica que convierte a los muertos por ella en sacrificios humanos a una organización humana.

Era fácil llegar a la conclusión de que este caso estaba relacionado con las transfusiones de sangre y que el origen de la fuga de la familia King de Inglaterra tenia que ver con este también, si no en un principio si en un trasfondo, pero sinceramente eso da igual. Lo importante es que estos padres estuvieron dispuestos a lo que sea por el mejor tratamiento y que no se conformaron con lo que les daban. No me parece mal la actitud de “si tengo que irme a otro país para que no le pongan sangre a mi hijo me voy” porque mientras uno puede elegir y tiene posibilidades ¿para que te vas quedar con un mal de conciencia?. Lo condenable es que sin tener otra opción dejar consumir la vida de tu hijo por una conciencia mal entrenada.

Los periodistas no saben bien cuales son los tratamientos a los que un testigo de Jehová se opone ni el porque, por eso este caso se hizo tan famoso. La condición de testigos de Jehová de la familia hizo que el caso saliera a la palestra desde el primer día por creer que estaba relacionado con lo de siempre. Los que denunciamos a la Watchtower y a sus testaferros JW.ORG o conocidos por siempre como testigos de Jehová aportamos a las noticias nuestro entendimiento de la secta que va mas allá de lo que el mundo sabe, pero poco sabemos de medicina o de los casos mas allá de lo que leemos en las noticias.

Una vez acabado el asunto y solo a la espera de ver si el menor mejora y funciona el anhelado tratamiento podemos sacar una valoración de lo ocurrido. ¿Que nos enseña este caso? Pues que los testigos de Jehová aman a sus hijos exactamente igual que el resto de padres. Pero cabria preguntarse si estos mismos padres que mueven cielo y tierra por darle un tratamiento alternativo a la Radioterapia y Quimioterapia dejarían morir a Ashya ante una transfusión de sangre si fuera el único remedio, si el caso fuera otro, como los otros miles de niños que han muerto en otras circunstancias y razones cuando la transfusión era lo único que los podía salvar- desgraciadamente seguramente si.

Y lo que aprendemos es el maravilloso lavado de cerebro y posterior control mental al que la Watchtower somete a sus adeptos de una manera tan sutil y casi perfecta que me maravilla. ¿Que es tan efectivo para que padres tan excelentes como estos sucumban ante la barbarie de dejar morir a un niño por no aceptar algo tan sencillo que puede salvare la vida?

En ocasiones ya mencione que hay que ser muy buena persona para ser testigo de Jehová. En la mayoría de los casos los testigos de Jehová son personas de carácter moldeable, con problemas en el momento de la captación que les hizo vulnerables al control mental. En otros casos, en los que los adeptos lo son desde la infancia son el resultado de miles de horas de lavado de cerebro continuo tanto en gestos como en la información recibida por un lado y ocultación de otra información por el otro. Esto genera en individuos robotizados solo abiertos a un tipo de información, solo a la que sale de la boca de los lideres, entrenados para desechar y poner un muro hacia cierta información que no sea del agrado de la secta. Esto es típico y regla general en todas las sectas. Ser testigo de Jehová exige ser muy sumiso y un alto grado de permisividad al hecho de ser controlado, tanto en el subconsciente como conscientemente pues por todos es conocida la figura de los dos ancianos siguiendo al testigo que puede estar pecando, o el riesgo de ser denunciado por otro “hermano” a los ancianos en el caso de algún pecado.

Conociendo como conozco a la Watchtower, estoy seguro de que desearían que estos padres se conformaran con el tratamiento propuesto por los médicos ingleses y que este caso nunca llegara a hacerse famoso. Esto, a pesar del apoyo recibido a la familia hace recordar el contraproducente asunto de la sangre en la sociedad. Asunto que no gusta tener que explicar y menos en plena campaña de lanzamiento de la web JW.ORG donde la organización pretende que las visitas sean en busca de Dios y no de el porque del asunto de la sangre. Los daños colaterales hacen que la gente quiera curiosear y llegue a enlaces de temas médicos del pasado donde miles murieron por no someterse a Diálisis, trasplantes, vacunas o partes sanguinas, tratamientos que hoy si aceptan en JWORG y que la gente llegue a preguntarse porque antes no y ahora si, que motivos existían para el no, y si cambia dios de opinión. La gente no es tonta y muchos saben que la verdad no se interpreta, se sabe o no se sabe y no hay lugar a interpretaciones.

Conociendo ahora a Ashya, viéndolo en ese estado, con el cuerpo casi inerte y esa mirada perdida el corazón se me parte. Solo puedo desearle lo mejor a la familia y que funcione la cruzada emprendida. Que  mejor no tenga que tener que enfrentarse al dilema de la sangre y que de tener que pasar por ello que sus padres demuestren el mismo amor y poner su vida antes que la opinión de unos médicos y de otros que se creen aun mejor que médicos, profetas de Dios.