Una vez las Técnicas
Wachtowerianas han conseguido descongelar al individuo y
desconectarlo de su realidad normal. El cambio consiste en imponer
una nueva identidad personal -una nueva serie de comportamientos,
pensamientos y emociones- para llenar el vacío dejado por la
desaparición de la identidad anterior. El adoctrinamiento de esta
nueva personalidad se realiza tanto formal (en reuniones y asambleas)
como informalmente (en compañía de otros miembros, con lecturas y
audiciones de grabaciones y vídeos, como las grabaciones de dramas y
de las publicaciones de la Atalaya que en cuanto hay un transistor
libre es usado para maltratarlo con estas grabaciones para “disfrute
del grupo”). Muchas de las técnicas utilizadas en la fase de
descongelación son también aplicadas en ésta.
La repetición, la monotonía y el ritmo: he aquí las tres adormecedoras cadencias hipnóticas a través de las cuales se realiza normalmente el adoctrinamiento. Los datos se repiten una y otra vez. Y durante mas de 100 años desde las plataformas de los Salones del Reino y demás se ha dicho básicamente lo mismo. Esto es la Verdad y fuera todos serán destruidos.
Durante la fase de «cambio», todas estas repeticiones se centran en unos cuantos temas básicos. Se les dice a los nuevos lo malo que es el mundo, y que los no iluminados no saben cómo arreglarlo porque no están en la Verdad y el resto del mundo no tiene el espíritu santo que ellos si, por ejemplo. Esto es así porque la gente común carece del nuevo «entendimiento» que ha traído el Esclavo Fiel y Discreto. Ellos son la única esperanza para conseguir una felicidad duradera. A los estudiantes les dicen: «Tu personalidad es la que te impide experimentar plenamente la nueva verdad». Tus "viejos conceptos" son los que te mantienen sujeto. Tu mente "racional" te impide acercarte a este fantástico progreso. Ten fe».
Los comportamientos se moldean al principio de forma sutil, después con más determinación. El material que servirá para construir la nueva identidad se suministra gradualmente, pieza a pieza, y sólo se aumenta el ritmo cuando se considera que el sujeto está preparado para asimilarlo. La regla elemental es: «Dile sólo lo que pueda aceptar». Cuando yo era conferenciante de los Testigos de Jehova, a menudo discutía las tácticas a emplear con los otros conferenciantes. Para racionalizar nuestras manipulaciones utilizábamos la siguiente analogía: «Tú no le darías a un bebé trozos de filete, ¿no es cierto? Tienes que alimentarle con algo que pueda digerir, como las papillas. Bueno, estas personas (los conversos en potencia) son como bebés espirituales. No les digas más de lo que puedan asimilar o se morirán». Si un estudiante se enfadaba porque estaba aprendiendo demasiado sobre nosotros y hacia demasiadas preguntas que el pobre Testigo que le daba el estudio no podía responder porque iban mas allá de lo que explica el libro “Razonamiento”, la persona que trabajaba con él se hacía a un lado y dejaba que otro miembro le diera un poco de papilla. Es decir traían aun hermano mas formado, un anciano normalmente, pero de estos que tienen lengua como de serpiente, para traer las aguas a su cauce. Y aunque probablemente el estudio seguía dirigiéndolo después el mismo hermano tolai, ya venia siendo común que ese anciano, u otro del mismo corte lo acompañe siempre en su estudio bíblico. Ya era un estudio de “alto riesgo”, pero en la mayoría de ocasiones se intentaba trasladar este estudio a el hermano mas experimentado.
Las sesiones formales de adoctrinamiento pueden ser muy monótonas y rítmicas: una forma de inducir estados hipnóticos como los largos simposios de las asambleas. Resulta bastante corriente que la gente se duerma durante estos programas. Cuando yo hacia mis asignaciones y discursos menudo improvisaba una frase si veía que la gente no estaba concentrada en lo que decía, o si alguien se dormía. Para resaltar mi discurso y el “mensaje” sin venir en el bosquejo que había preparado soltaba un repentino “hermanos, no es para dormirse” como reprendiendo a las personas cuando se dormían y las hacía sentirse culpables, pero de hecho significaba que estaban respondiendo bien a la hipnosis. Más adelante cuando empecé a salir de los Testigos de Jehová y empecé a estudiar la psicología en las sectas aprendí que la hipnosis es algo habitual en muchas sectas. Aun cuando se ponga a echar una cabezada, la persona permanece más o menos atenta a la información y es afectada por ésta, al estar sus defensas intelectuales normales con la guardia baja.
Una técnica bastante común en esta secta consiste en pedirle a sus adeptos que le pregunten a Dios qué quiere Él que hagan, que oren por sus necesidades. Les exhortan a que estudien y recen para llegar a conocer la voluntad de Dios. Siempre se insinúa que unirse a la secta es lo que Dios quiere, y que abandonar el grupo es traicionar su voluntad. Claro que si a una persona Dios le ha indicado que debe abandonar la secta, tal deseo no será aceptado como válido.
Tal vez la persuasión más poderosa es la ejercida por los otros miembros de la secta. Para una persona normal, hablar con un adepto adoctrinado es toda una experiencia tal vez un superintendente viajante o alguien que se las de de ungido. Es muy probable que usted no haya conocido jamás a nadie, amigo o familiar, que esté tan absolutamente convencido de saber qué es lo mejor para usted. Un buen adepto jamás acepta un no por respuesta, porque ha sido adoctrinado para creer que si usted no se adhiere, el culpable es él. Esto genera una gran presión sobre el adepto para que triunfe.
Cuando uno está completamente rodeado por esta gente, la psicología del grupo desempeña un papel muy importante en el proceso de «cambio» Más tarde, después de abandonar la organización, me sorprendí mucho al saber que otras sectas muy distintas a la nuestra hacían lo mismo. Nosotros pensábamos que habíamos inventado la técnica. Que el Esclavo Fiel y Discreto había recibido de parte del mismísimo Jehová las directrices de como congregarse, de como hacer los estudios Bíblicos y como organizar las asambleas.
Pero el proceso de cambio engloba mucho más que la obediencia a las figuras autoritarias de la secta. Incluye las numerosas sesiones de «participación» con los miembros de base, en las cuales se confesaban los antiguos pecados, se narraban los triunfos del presente y se fomentaba el sentimiento de comunidad. Me refiero alas experiencias que se dan en las reuniones de “Nuestro ministerio del Reino” pero sobre todo en las asambleas multitudinarias, donde se escoge a ciertos individuos que cuentan lo perversos que eran antes de adherirse a la secta y lo bien y felices que viven ahora, ademas de sus experiencias en la predicación o muy a menudo experiencias de adeptos que tienen familiares expulsados y como tratan a sus hijos padres o hermanos que han abandonado la secta. Por supuesto siempre estas experiencias van en linea con el desprecio y odio que la organización infunde en los adeptos hacia los expulsados. Estas sesiones son muy eficaces para inculcar la adhesión, porque el grupo refuerza con energía ciertos comportamientos mediante efusivas alabanzas y reconocimientos, al tiempo que castiga las ideas y comportamientos ajenos al grupo con un silencio helado.
Los seres humanos tienen una capacidad increíble para adaptarse a nuevos entornos. Las sectas destructivas saben cómo explotar esta capacidad. Mediante el control del entorno del individuo, el uso de la modificación del comportamiento para recompensar ciertas conductas y suprimir otras, y la inducción de estados hipnóticos, pueden verdaderamente reprogramar la identidad de una persona. Cuando la persona ha «cambiado», está lista para el siguiente paso.
La repetición, la monotonía y el ritmo: he aquí las tres adormecedoras cadencias hipnóticas a través de las cuales se realiza normalmente el adoctrinamiento. Los datos se repiten una y otra vez. Y durante mas de 100 años desde las plataformas de los Salones del Reino y demás se ha dicho básicamente lo mismo. Esto es la Verdad y fuera todos serán destruidos.
Durante la fase de «cambio», todas estas repeticiones se centran en unos cuantos temas básicos. Se les dice a los nuevos lo malo que es el mundo, y que los no iluminados no saben cómo arreglarlo porque no están en la Verdad y el resto del mundo no tiene el espíritu santo que ellos si, por ejemplo. Esto es así porque la gente común carece del nuevo «entendimiento» que ha traído el Esclavo Fiel y Discreto. Ellos son la única esperanza para conseguir una felicidad duradera. A los estudiantes les dicen: «Tu personalidad es la que te impide experimentar plenamente la nueva verdad». Tus "viejos conceptos" son los que te mantienen sujeto. Tu mente "racional" te impide acercarte a este fantástico progreso. Ten fe».
Los comportamientos se moldean al principio de forma sutil, después con más determinación. El material que servirá para construir la nueva identidad se suministra gradualmente, pieza a pieza, y sólo se aumenta el ritmo cuando se considera que el sujeto está preparado para asimilarlo. La regla elemental es: «Dile sólo lo que pueda aceptar». Cuando yo era conferenciante de los Testigos de Jehova, a menudo discutía las tácticas a emplear con los otros conferenciantes. Para racionalizar nuestras manipulaciones utilizábamos la siguiente analogía: «Tú no le darías a un bebé trozos de filete, ¿no es cierto? Tienes que alimentarle con algo que pueda digerir, como las papillas. Bueno, estas personas (los conversos en potencia) son como bebés espirituales. No les digas más de lo que puedan asimilar o se morirán». Si un estudiante se enfadaba porque estaba aprendiendo demasiado sobre nosotros y hacia demasiadas preguntas que el pobre Testigo que le daba el estudio no podía responder porque iban mas allá de lo que explica el libro “Razonamiento”, la persona que trabajaba con él se hacía a un lado y dejaba que otro miembro le diera un poco de papilla. Es decir traían aun hermano mas formado, un anciano normalmente, pero de estos que tienen lengua como de serpiente, para traer las aguas a su cauce. Y aunque probablemente el estudio seguía dirigiéndolo después el mismo hermano tolai, ya venia siendo común que ese anciano, u otro del mismo corte lo acompañe siempre en su estudio bíblico. Ya era un estudio de “alto riesgo”, pero en la mayoría de ocasiones se intentaba trasladar este estudio a el hermano mas experimentado.
Las sesiones formales de adoctrinamiento pueden ser muy monótonas y rítmicas: una forma de inducir estados hipnóticos como los largos simposios de las asambleas. Resulta bastante corriente que la gente se duerma durante estos programas. Cuando yo hacia mis asignaciones y discursos menudo improvisaba una frase si veía que la gente no estaba concentrada en lo que decía, o si alguien se dormía. Para resaltar mi discurso y el “mensaje” sin venir en el bosquejo que había preparado soltaba un repentino “hermanos, no es para dormirse” como reprendiendo a las personas cuando se dormían y las hacía sentirse culpables, pero de hecho significaba que estaban respondiendo bien a la hipnosis. Más adelante cuando empecé a salir de los Testigos de Jehová y empecé a estudiar la psicología en las sectas aprendí que la hipnosis es algo habitual en muchas sectas. Aun cuando se ponga a echar una cabezada, la persona permanece más o menos atenta a la información y es afectada por ésta, al estar sus defensas intelectuales normales con la guardia baja.
Una técnica bastante común en esta secta consiste en pedirle a sus adeptos que le pregunten a Dios qué quiere Él que hagan, que oren por sus necesidades. Les exhortan a que estudien y recen para llegar a conocer la voluntad de Dios. Siempre se insinúa que unirse a la secta es lo que Dios quiere, y que abandonar el grupo es traicionar su voluntad. Claro que si a una persona Dios le ha indicado que debe abandonar la secta, tal deseo no será aceptado como válido.
Tal vez la persuasión más poderosa es la ejercida por los otros miembros de la secta. Para una persona normal, hablar con un adepto adoctrinado es toda una experiencia tal vez un superintendente viajante o alguien que se las de de ungido. Es muy probable que usted no haya conocido jamás a nadie, amigo o familiar, que esté tan absolutamente convencido de saber qué es lo mejor para usted. Un buen adepto jamás acepta un no por respuesta, porque ha sido adoctrinado para creer que si usted no se adhiere, el culpable es él. Esto genera una gran presión sobre el adepto para que triunfe.
Cuando uno está completamente rodeado por esta gente, la psicología del grupo desempeña un papel muy importante en el proceso de «cambio» Más tarde, después de abandonar la organización, me sorprendí mucho al saber que otras sectas muy distintas a la nuestra hacían lo mismo. Nosotros pensábamos que habíamos inventado la técnica. Que el Esclavo Fiel y Discreto había recibido de parte del mismísimo Jehová las directrices de como congregarse, de como hacer los estudios Bíblicos y como organizar las asambleas.
Pero el proceso de cambio engloba mucho más que la obediencia a las figuras autoritarias de la secta. Incluye las numerosas sesiones de «participación» con los miembros de base, en las cuales se confesaban los antiguos pecados, se narraban los triunfos del presente y se fomentaba el sentimiento de comunidad. Me refiero alas experiencias que se dan en las reuniones de “Nuestro ministerio del Reino” pero sobre todo en las asambleas multitudinarias, donde se escoge a ciertos individuos que cuentan lo perversos que eran antes de adherirse a la secta y lo bien y felices que viven ahora, ademas de sus experiencias en la predicación o muy a menudo experiencias de adeptos que tienen familiares expulsados y como tratan a sus hijos padres o hermanos que han abandonado la secta. Por supuesto siempre estas experiencias van en linea con el desprecio y odio que la organización infunde en los adeptos hacia los expulsados. Estas sesiones son muy eficaces para inculcar la adhesión, porque el grupo refuerza con energía ciertos comportamientos mediante efusivas alabanzas y reconocimientos, al tiempo que castiga las ideas y comportamientos ajenos al grupo con un silencio helado.
Los seres humanos tienen una capacidad increíble para adaptarse a nuevos entornos. Las sectas destructivas saben cómo explotar esta capacidad. Mediante el control del entorno del individuo, el uso de la modificación del comportamiento para recompensar ciertas conductas y suprimir otras, y la inducción de estados hipnóticos, pueden verdaderamente reprogramar la identidad de una persona. Cuando la persona ha «cambiado», está lista para el siguiente paso.